domingo, 2 de junio de 2013

TAYLOR SWIFT

Taylor Swift

La rubia cantante Country recientemente confeso que agradece en cierta forma haber vivido todo lo que vivió, tratando de rescatar el lado positivo a esta obscura etapa en su vida, ya que según esta el haber sufrido bullying durante su niñez la hizo seguir su sueño de ser una cantante ya que todo la inspiro a ser una estrella como lo es hoy en día.
Esta señaló:
“Puedes dejar que te destruya o usarlo como motivación para soñar en grande y trabajar más duro. Nunca fui invitada a fiestas y ahora miro atrás y agradezco tanto haber estado en casa tocando guitarra hasta que mis dedos sangraran”
Taylor también comenta que quienes estén pasando por este problema deberían seguir su ejemplo y en vez de refugiarse en vicios de carácter negativo para su salud y vida deben refugiarse en cosas positivas que los llenen de inspiración siendo una buena herramienta de terapia, la música.

CHICO DE 13 AÑOS SUFRE UN ACV

Los casos de acoso escolar (bullying) se multiplican en las escuelas del país con resultados cada vez más dramáticos. Esta vez fue el turno de un adolescente de 13 años que padeció un ACV a causa del permanente hostigamiento que sufre en la institución a la que concurre en Escobar por parte de otros alumnos, con episodios de golpes, insultos, escupitajos y hasta un intento de ahorcamiento.

Así lo reveló el abogado Javier Miglino, especializado en casos de bullying. "Todo el equipo legal del estudio que dirijo representará a la mamá del chico, en el inicio de acciones legales contra la Escuela Técnica Nº 1 de Escobar y contra el Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires, a raíz del terrible caso de acoso escolar o bullying que padece el niño desde el año pasado".

En ese marco, Miglino sostuvo que "el chico es golpeado cada viernes cuando concurre a la clase de un taller de carpintería, donde todos los cursos comparten la infraestructura educativa con otros alumnos de mayor edad".

"Al nene, en todo este tiempo, lo han escupido, insultado, golpeado e incluso intentaron ahorcarlo, por lo que debió ser atendido en el Hospital de Clínicas de la Ciudad de Buenos Aires", dijo Miglino.

El letrado manifestó que "ya se instruyó una denuncia penal por lesiones y amenazas ante la comisaría 1ª de Escobar a los efectos de iniciar las acciones penales contra los agresores y la escuela".

La situación de acoso derivó en un peligro concreto para el niño. "Es que hace unos meses y por la inmensa tensión que debe soportar, con solo 13 años padeció un ACV. Ni siquiera tiene claro el día de su cumpleaños, pero quiere seguir aprendiendo a trabajar la madera en el taller de la escuela y por eso es necesario que nosotros los mayores salgamos a respaldar a un pibe que solamente quiere estudiar", concluyó Miglino.

Esta semana se conoció el trágico hecho de Rodrigo, un estudiante de 14 años que se suicidó al arrojarse desde un edificio, e investigan si la causa habría sido un caso de acoso escolar, en un hecho ocurrido en Misiones.

El joven dejó tres cartas antes de cometer el acto que terminó con su vida; una de ellas para sus padres, y las otras dos restantes para sus hermanos. El joven se tiró del noveno piso del edificio "Torre del docente" cerca del mediodía del martes.

domingo, 26 de mayo de 2013

Caso de Pamela Pizarro (Chile)


El año pasado, la prensa dio a conocer una impactante y preocupante realidad. En Iquique, Pamela Pizarro, alumna de 8º Año de un liceo femenino de la zona, fue encontrada muerta por sus padres, tras haber tomado la determinación de suicidarse, a causa de los constantes hostigamientos de los que era víctima en su establecimiento. Lo suyo era un largo historial de burlas, insultos y agresiones tanto físicas como verbales, motivadas, al parecer, por la envidia que se había granjeado de parte de sus compañeras, quienes no le perdonaban su mejor suerte en muchos aspectos de la vida.

El problema había sido denunciado a los profesores y a la directora misma del centro educacional, la cual se mostró desinteresada e incompetente frente a él. Sus padres intentaron cambiarla de establecimiento, pero una de sus compañeras amenazó con continuar las hostilidades si se le ocurría algo semejante. Finalmente, el aislamiento, las secuelas psicológicas que tales agresiones dejaron en la niña, la falta de apoyo frente a aquellos acosos terminaron por minar la resistencia de una persona inocente, sensible y solitaria, cuyo norte en la vida era superarse tanto en lo personal como, eventualmente, en lo profesional. Un anhelo no demasiado distinto al de muchas jóvenes de su edad.


Las agresoras de Pamela Pizarro tenían por qué saberlo: se trataba de jóvenes con problemas sociales que envidiaban a Pamela no por ser precisamente una joven perteneciente al estrato alto, sino porque en ella se reflejaban muchos logros y ventajas que les están vedadas a otras adolescentes que viven en condiciones de extrema pobreza. Pamela pertenecía a una familia de clase media, esforzada, que siempre había privilegiado el trabajo y el estudio como únicos caminos para alcanzar el éxito en la vida y que, además, no trasuntaban los vicios a los que muchas familias modestas de nuestro país se entregan cuando ya no encuentran salidas a los problemas de la vida. Al parecer, esto último tampoco fue comprendido por las enemigas de Pamela. En otras palabras, Pamela fue odiada no sólo porque era exitosa y aventajada, sino que por ser “pava”. O mejor dicho, por intereses distintos a los que tienen otras niñas. Porque, a pesar de su gracia física y su encanto natural, Pamela no alcanzó a conocer las típicas experiencias que toda adolescente debe vivir en algún momento: el primer beso, la primera relación, el primer trago, la “cultura del carrete” (como diría Gabriel Salazar, Premio Nacional de Historia, 2006)…las diferencias culturales también suelen ser motivo de odiosidades, cuando no de incomprensión.

Podríamos dar muchos más ejemplos similares a los de Pamela. Entre ellos están: la masacre de Columbine, donde dos estudiantes de Secundaria asesinaron a sus compañeros de escuela, en represalia por las burlas de las que eran objeto, luego de un elaborado plan que incluyó una especie de ritual secreto; el de un estudiante que hizo lo mismo en una sala de clases, luego de ver el video – clip de la canción “Jeremy”, de Pearl Jam, que cuenta la historia de un chico que se cansa de ser objeto de burlas de sus compañeros; la agresión de la que fue víctima un estudiante fanático de Queen, al que hirieron con una navaja en la espalda escribiendo “homo”, haciendo alusión al desenfrenado estilo de vida del difunto Freddy Mercury.

En cada sala de clases hay algún Jeremy o alguna Pamela que, por alguna razón, genera animadversión y paga las culpas de lo que la sociedad le ha negado a otros. Esos otros descargan sus frustraciones y resentimientos en quienes no se reconocen. Si algo no es mío, lo destruyo. Si no puedo tener algo, lo arruino. Ojalá para siempre, cosa de acabar definitivamente con la existencia de aquél que no me deja ser feliz. Estamos ante un mecanismo de proyección, que intenta caracterizar en otros lo que uno es. En este caso, si las enemigas de Pamela llevaban una mala vida, Pamela también debía conocer aquella infelicidad. Aunque no fuera culpable directa de lo que les pasaba a las otras niñas. Aunque su correlato de existencia no fuera la violencia.

Y, por último, aunque fuera la víctima y no la impulsora del “bullying chilensis”, una realidad que ya está adquiriendo ribetes de criminalidad y de la cual ustedes, colegas profesores, ya no pueden desentenderse.

INFORMACIÓN SOBRE EL BULLYNG

En España, se estima que un 1,6 por ciento de los niños y jóvenes estudiantes sufren por este fenómeno de manera constante y que un 5,7 por ciento lo vive esporádicamente. Los datos varían en función de la fuente de la que procedan y del enfoque a la hora de estudiar el fenómeno.
Una encuesta del Instituto de la Juventud (INJUVE) eleva el porcentaje de víctimas de violencia física o psicológica habitual a un 3 por ciento de los alumnos. Y afirma que un 16 por ciento de los niños y jóvenes encuestados reconoce que ha participado en exclusiones de compañeros o en agresiones psicológicas.
El Defensor del Pueblo señala que el 5 por ciento de los alumnos reconoce que algún compañero le pega, mientras el Instituto de Evaluación y Asesoramiento Educativo (IDEA) indica que un 49 por ciento de los estudiantes dice ser insultado o criticado en el colegio, y que un 13,4 por ciento confiesa haber pegado a sus compañeros.

 

viernes, 24 de mayo de 2013

Paula

Paula tiene 14 años y por un problema en los huesos lleva botas ortopédicas. Dos de sus compañeros le empujan y se ríen. Se ha caído varias veces y ha llegado con dolores a casa. Los alumnos acosadores, argumentan que sólo lo hacen para divertirse, que no le quieren hacer daño. Nada de ello es verdad. Buscan sentirse protagonistas. Necesitan percibirse fuertes y poderosos. Se sienten superiores cuando machacan al otro. Tras el enfurecimiento de la víctima esconden sus propias heridas. Bajo la apariencia de una novatada, los agresores camuflan su inseguridad, y llenan su vacío emocional. Persiguen sin descanso vivencias diferentes, y necesitan impresionar.

Monica

Mónica cursa 3º de ESO y desde el año pasado es víctima de una chica y un chico de su grupo. Apenas empezar las clases llegó a casa con más de 20 chicles pegados en la cabeza. Sigue siendo una excelente alumna pero desde hace dos días no quiere salir de casa.

domingo, 19 de mayo de 2013

LUCAS




Lucas es obeso, tiene 11 años, y lleva cinco soportando intimidaciones .En EGB (primaria), cuando empezaron las bromas pesadas que le hacía un niño en particular -hijo de la secretaria de la escuela-, pesaba 42 kilos. Ese año nunca escuchó su nombre y sí "bola de grasa", "el gordo", "el pelota". Lucas, un chico muy tímido, reaccionaba al principio llorando. Ahora se le puede ver solo por el patio de la escuela. Le han derrotado.


El año pasado (tal y como narraban los hechos, ahora sería ya hace 9 años) lo desnudaron en el lavabo y le escondieron la ropa. Asiste al colegio porque no se atreve a decirle a su padre lo que le pasa. Si alguien hubiera hablado con él cuando se sintió humillado en la clase de gimnasia -el día que el profesor le gritó «corre gordo, baja la tripa» porque iba más lento que los demás- tal vez sabría defenderse. En ese momento todos rieron y Lucas se sintió doblemente humillado.


Lucas se culpa de lo que le sucede. Hay una profesora que sabe de su calvario, pero el colegio no toma medidas. El se esfuerza por agradar pero su actitud causa el efecto contrario: exaspera al "bully", y cada día soporta más golpes, codazos y empujones.¿La última vejación que ha sufrido? Le mearon la mochila en uno de los recreos.